Cada vez hay más venta de comida en la calle, una actividad que crece día a día en el distrito por la necesidad de trabajo.
“Hago esto porque no me queda otra, hace meses que no tengo un trabajo fijo y tengo que darle de comer a la familia”, eso me dice Lucas mientas va guardando las cosas de su puesto de choris y empanadas luego de una jornada que arrancó a las 8 de la mañana y terminó a las 16 hs sobre una avenida en San Vicente.
Cada vez más puestos ambulantes, ya sean de tortilla asada, de empanadas, choris, carne asada, etc. La gente necesita trabajar y la calle habla por sí misma. Es la necesidad la que empuja a cientos como Lucas a poner improvisar un cartel, una parrilla y esperar que la gente pare a consumir. En avenidas, al costado de la Ruta 210, por la estación de trenes, desde rosquitas o chipa hasta sanguches de milanesa o café. Al precio más bajo que se puede para atraer clientes.
En San Vicente, y sobre todo en Korn, una gran cantidad de parrillitas y puestos ambulantes se han instalado en este último tiempo. Lucas, puestero en San Vicente, me contó que suele ganar un promedio de 300 a 500 pesos por día, con eso debe alimentar a sus hijos y esposa. Además, me cuenta que desde hace meses espera enganchar algún trabajo fijo, que ha buscado, pero que nada fue firme, y que decidió “hacer esto de última, porque la mano está muy jodida y cada vez más gente pone puestos”, resaltó.
Pero también muchos como Lucas tienen temor, por inspecciones o porque les saquen su única fuente de trabajo. Los días son una espera de que la gente pare y de que su única fuente laboral no se las arrebaten además de que el clima no esté mal, sino será un día de trabajo perdido.
Pero a la vez, Lucas, como otros tantos, no pierden la fe de que esto puede mejorar algún día.
Pero a la vez, Lucas, como otros tantos, no pierden la fe de que esto puede mejorar algún día.
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