(EDITORIAL) "Que vuelvan los milicos" y la deuda social

En el día donde se conmemora un aniversario más de la toma del poder por parte de los militares, la reflexión es importante.

El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas, con Jorge Videla a la cabeza, comenzaron con el proceso de “reorganización nacional”, un proceso de dictadura militar que se extendería hasta 1983, año en que la democracia regresó y la gente eligió a Raúl Alfonsín como presidente.

En el proceso sucedieron muchas cosas, desde un Mundial de fútbol en el cual Argentina fue la sede, hasta la tortura y desaparición de miles de personas en centros de detención y tortura, además de los lamentables “vuelos de la muerte”.

Todo es memoria, los argentinos han quedado marcados por la última dictadura, es el pasado reciente, es la memoria colectiva que está viva. Hace unos días atrás, en una charla con un comerciante, me comentaba indignado de una situación de robo que le tocó a un cercano, la remató diciendo “necesitamos que vuelvan los milicos, esto antes no era así. Antes había respeto y este tipo de gente no estaba”, dijo exaltado.

Luego de nuestra charla me quedé pensando, en lo que la historia ha castigado al argentino. Que desde hace décadas los sectores buscan culpables e inocentes y se piensa en el pasado constantemente. 

Me detuve a analizar lo que fue un poco el proceso militar. Parte de un plan donde se dieron varias dictaduras en diversos países de América Latina. Que después quedó una gran deuda económica y política, donde el único derrotado fue el pueblo. Donde las libertades individuales se vieron limitadas y muchos prefieren hablar de “guerra interna”, en la cual el pueblo sufrió bajas luego de los enfrentamientos entre montoneros y militares. De las desapariciones y el flagelo social que después dejaron las democracias también.

Qué nos ha quedado tanto tiempo después se preguntan muchos, que después vieron cómo la democracia ha sido tan mal utilizada por los sectores políticos, demacrándola y siendo su escudo para los actos de la corrupción. Eso es lo que lamentamos mucho de los argentinos, que la democracia se volvió un instrumento del poder para poder enriquecerse a costa del pueblo.

En la frase del remate del comerciante pude entender que muchos piensan así también. Pero si hay algo que no queremos más es ver sangre por un proceso militar, que no se recorten libertades, nunca más a eso. Y tampoco queremos más una democracia utilizada por los grupos económicos que atentan contra el bienestar del pueblo, que solo la utilizan para sus negociados. A todo eso también debemos decirle nunca más, para lograr una democracia más sana y gobiernos más justos, que atiendan las verdaderas necesidades de la población.

Comentarios

  1. que vuelvan los militares pero
    que no maten sino traten de arreglar todo lo que la dictadura y la democracia dejo

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