(KORN/EDITORIAL) Casas a la venta, me voy de este pueblo o me quedo

En pocos años ha cambiado mucho la composición de la comuna. Un colapso que es sinónimo de un negociado donde la política nunca defendió a los oriundos de aquí.

Hace unos días atrás estaba recorriendo calles de Korn y San Vicente y noté como en tres casas seguidas había carteles de venta de propiedad. Lo que me llamó mucho la atención, porque son viviendas ubicadas en una muy linda zona céntrica.

Ante esta curiosidad me puse a charlar y a averiguar en diversas inmobiliarias de la zona respecto del tema. Muchos comentaron que por lo general las familias eligen vender sus propiedades para poder sacarle jugo si ha sido heredada o que en muchas situaciones lo hacen por problemas financieros. Pero también me explicaron que varios lo hacen para poder tomar nuevos rumbos.

En los siguientes días entrevisté a algunas personas que habían comprado terrenos y edificado sus viviendas en Alejandro Korn, en barrios que después se tornaron un poco hostiles según estas personas. El caso de Yesica Díaz, una mujer que hasta llegó a escriturar su terreno, hoy por hoy “regala” un alquiler de 4000 pesos para “poder sacarme esto de encima. No lo puedo vender porque las calles y la zona es complicada”, declaró la vecina del barrio La Esperanza, que espera en algún momento poder realizar la transferencia de su morada que se encuentra sobre la calle Mansilla.
Como este caso hay varios, muchos eligen salir de Korn y quizás buscar algo en San Vicente o Domselaar. Los motivos son varios, pero lamentablemente muchos como el caso de Yesica se multiplican. 

La tristeza de ver cambios abruptos en estos últimos años en la composición de la población, la falta de control y de todo lo que conlleva un crecimiento demográfico y la falta de infraestructura, han hecho que en poco tiempo el “pueblo” se deteriore. Los signos de conurbanización van haciendo efecto en un lugar que muchos eligieron para la tranquilidad. Basta con ver la estación de trenes y alrededores a las 18 hs, tiene una gran similitud con el aglomerado urbano de Glew, sin ofender a esta ciudad, solo hablo de la cantidad y el paisaje.

Con esto no quiero decir que uno está en contra del crecimiento urbano, sino que este crecimiento ha sido un desastre, porque fue un crecimiento que no fue regulado ni acompañado con las correspondientes obras. Gente vulnerable llegó en determinado tiempo, alambró un terreno y se instalaron en condiciones totalmente inhumanas. La necesidad y la política vas de la mano, por eso aquí, los grandes responsables son los políticos, tanto los que estaban como los que están y no hacen nada para regular esta situación. Pero obviamente que esto es todo un gran negocio. Y esta situación continúa en la actualidad, A necesita de B.

Aprovechando la vulnerabilidad y la marginalidad de esta población que vive en condiciones precarias, cada dos años se acerca alguien a “prometer y solucionar” sus dramas. Realizando un clientelismo barato y de dudosa efectividad, que el seducido dará su voto al mejor postor, o con el que sienta más simpatía. Los hijos de la democracia.

Con chapas, colchones, promesas de una vivienda, trámites para un DNI, libertad para ser “puntero” y entre otras cosas más son las que puede otorgar el “candidato”. Ustedes dan asco, han arruinado el “pueblo”.

Todo ha colapsado, el tránsito, la salud, la seguridad, las escuelas…Y mientras tanto, “abajo” pagamos los platos rotos.

Comentarios