Un grupo de vecinos del barrio Matadero charló con Noticias respecto a los dramas que afrontan relacionados a los nauseabundos olores que emana la planta. "No queremos que cierre ni nada de eso, solo buscamos que se trate el tema de los desechos", comentaron los vecinos.
“Nadie está contra esta fuente laboral”, exclama un grupo de vecinos del barrio Matadero, en Alejandro Korn.
Es que hace desde unos meses atrás se viene levantando una polémica que gira en torno a la planta Santa Giulia, la cual volvió a funcionar hace poco.
Con un olor totalmente nauseabundo, los vecinos que viven a pocas cuadras son testigos de cómo los residuos (grasa, restos de carne y hasta sangre) vacunos termina en las mismísimas calles de los alrededores del frigorífico. Basta con pararse en la parte trasera de la planta (calle Liniers) y ver como una especia de chimenea que está sobre los tubos que contienen grasa expulsa su contenido oloroso hacia la vía pública, inclusive hasta llega a los patios de las casas aledañas.
Inclusive, la semana pasada, el portal Semanario Al Sur colocaba una nota referida a estos hedores terribles, añadiendo que “lo cierto es que esta situación desagradable modifica los modos de desenvolverse a diario que tienen los vecinos: los chicos no pueden salir, las casas deben permanecer cerradas, las actividades al aire libre se descartan e incluso sentarse a la cena o el almuerzo, es imposible. ´Este terrible olor vino de unos digestores muy grandes, en la parte de atrás de la fábrica, que no se limpiaban hacía años. El personal estuvo haciendo limpieza la semana pasada por lo que ese hedor no volverá a salir con la magnitud del viernes ´, informaron desde el frigorífico”, expresaba el sitio de noticias.
Pasado los días el dilema continúa, si bien el olor ha bajado en alguna medida, los vecinos que viven en las manzanas aledañas están atravesando una difícil situación, y ante ello las faltas de respuestas por parte de la empresa parece ser una constante según comentaron.
Así que la problemática continúa, además el ex concejal Carlos Laguzzi se había acercado anteriormente, en el día de ayer lo hizo Andrés Lorusso y expuso que “se solicitó un informe de impacto ambiental y la habilitación correspondiente al lugar. Yo entiendo que no hay trabajo, pero tiene que ser en un contexto donde al vecino se le garantice el derecho a la salud”, deslizó. Mientras que una vecina sentenció diciendo que “no queremos que cierre, queremos que se tome nota por el tema de la higiene, porque hay muchos chicos y vecinos que lo padecen”.
“Nadie está contra esta fuente laboral”, exclama un grupo de vecinos del barrio Matadero, en Alejandro Korn.
Es que hace desde unos meses atrás se viene levantando una polémica que gira en torno a la planta Santa Giulia, la cual volvió a funcionar hace poco.
Con un olor totalmente nauseabundo, los vecinos que viven a pocas cuadras son testigos de cómo los residuos (grasa, restos de carne y hasta sangre) vacunos termina en las mismísimas calles de los alrededores del frigorífico. Basta con pararse en la parte trasera de la planta (calle Liniers) y ver como una especia de chimenea que está sobre los tubos que contienen grasa expulsa su contenido oloroso hacia la vía pública, inclusive hasta llega a los patios de las casas aledañas.
Inclusive, la semana pasada, el portal Semanario Al Sur colocaba una nota referida a estos hedores terribles, añadiendo que “lo cierto es que esta situación desagradable modifica los modos de desenvolverse a diario que tienen los vecinos: los chicos no pueden salir, las casas deben permanecer cerradas, las actividades al aire libre se descartan e incluso sentarse a la cena o el almuerzo, es imposible. ´Este terrible olor vino de unos digestores muy grandes, en la parte de atrás de la fábrica, que no se limpiaban hacía años. El personal estuvo haciendo limpieza la semana pasada por lo que ese hedor no volverá a salir con la magnitud del viernes ´, informaron desde el frigorífico”, expresaba el sitio de noticias.
Pasado los días el dilema continúa, si bien el olor ha bajado en alguna medida, los vecinos que viven en las manzanas aledañas están atravesando una difícil situación, y ante ello las faltas de respuestas por parte de la empresa parece ser una constante según comentaron.
Así que la problemática continúa, además el ex concejal Carlos Laguzzi se había acercado anteriormente, en el día de ayer lo hizo Andrés Lorusso y expuso que “se solicitó un informe de impacto ambiental y la habilitación correspondiente al lugar. Yo entiendo que no hay trabajo, pero tiene que ser en un contexto donde al vecino se le garantice el derecho a la salud”, deslizó. Mientras que una vecina sentenció diciendo que “no queremos que cierre, queremos que se tome nota por el tema de la higiene, porque hay muchos chicos y vecinos que lo padecen”.
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