Rosario Pecorelli, 36 años ligados a la enseñanza en San Vicente

Una docente que dedicó su vida a la educación para adultos en el distrito.

María Rosario Pecorelli es una mujer de 67 años, jubilada en el 2011, con 36 años de trayectoria en el campo docente.

Como es costumbre de Noticias de Empalme, siempre tenemos algún personaje histórico. Ella comentó que sus inicios estudiantiles fueron en la escuela 12 de Korn, y luego continuó con su formación en el Almafuerte.

“Desde chica siempre me gustaron los niños, me formé en un hogar donde me estimularon para eso. Recuerdo mi infancia en nuestra casa quinta en Guernica donde empecé a encontrar el amor por Dios y la docencia.

Su padre le preguntó cuando terminó el secundario qué quería ser y dijo sin dudas que deseaba ser maestra. Recibida en 1974, compañera de muchos conocidos en la zona, sus primeros trabajos fueron en Guernica. Pero su vida cambió cuando se involucró con la educación de adultos. “Un día vinieron dos señoras y me iniciaron en la carrera de adulto y la seguí hasta que me jubilé”, expresó quien se dedicó a dirigir a aquellos que no tuvieron oportunidad de finalizar sus estudios.

Siempre ligada a las direcciones, trabajó en escuelas como la 22, la 1, la 9, volvió a Pte. Perón y su última escuela fue la 26 en Korn. Pero hubo una que la marcó mucho. “Mi experiencia más hermosa fue la escuela 3 del campo, allí estuve como directora, trabajé 4 años allí y fue increíble”, declaró.

Luego fue una de las fundadoras de una comunidad terapéutica en el Centro San Mateo, en la zona de la curva de la Estelita.

Consultada sobre qué significó la escuela para ella, Pecorelli dijo que “fue muy importante, la educación es para todos y es un arma para que el alumno sea protagonista y ame lo que hace. Nuestra labor está en ir más allá, en conocer sus historias de vida”, deslizó.

Para nadie es fácil dejar lo que le apasiona, cuando llega el momento de decir adiós pasa por uno tantos años en la cabeza, en un segundo, cuesta soltar. Eso le pasa a veces a Rosario. “Extrañé mucho y una siente el deseo de colaborar. Pero también considero que cumplí un ciclo y una puede aconsejar y ayudar. Realmente extraño porque es mi vida, viví dedicada a esto. Siempre me preocupé por los alumnos y por incursionar en sus casas, donde veíamos sus realidades. La escuela tiene que estar preparada para estas problemáticas, a veces cuesta, pero es lo que mejor le puede pasar al alumno”, y cerró diciendo que “la escuela me dejó muy lindos recuerdos, me brindó lo mejor”, sentenció.

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