Tras la difusión del acto de violencia de una maestra K sobre un alumno, debemos repensar qué tipo de escuela es la que hay y la que se quiere.
Luego de que se viralizara el video de una docente que agredió a un alumno que cuestionó y criticó al gobierno del Frente de todos y al kirchnerismo, se volvió a abrir una discusión sobre lo que pasa en las escuelas y del rol de varios docentes.
Como en todo ámbito de la vida, hay cosas buenas y otras no tanto y en la docencia pasa lo mismo. Hay maestros que son intachables, que ponen lo mejor de sí para lograr que los jóvenes aprendan y por otro lado hay quienes utilizan la educación como un adoctrinamiento. A las pruebas me remito, como la mujer de ese video hay, también otros educadores.
Luego de hablar con varios maestros de la zona, coinciden que esta situación de adoctrinamiento y de cuestionar negativamente las creencias de alumnos es algo que pasa con diversos personajes que se meten un chip y toman una postura como una biblia.
El adoctrinamiento es algo que debe estar fuera de las escuelas. La función del docente no es abrumar a los gritos a un joven con que hay una verdad solamente porque sí. La escuela debe entregar las herramientas a los chicos para que ellos entiendan la realidad, para que puedan interpretar y sacar sus conclusiones. Pero lamentablemente, la institución escuela hace años que viene en crisis y quizás es tiempo de replantearse qué pasa dentro de las aulas con este tipo de personajes como Laura Radetich (59), a quien se puede ver gritando y defendiendo la gestión oficialista en medio de una clase de historia. “Gracias a Dios Macri perdió”, dijo la mujer. La maestra fue suspendida luego de agredir a los gritos a un alumno que criticó la gestión actual.
No importa a qué partido defienda, estos actos de violencia deben quedar fuera de la escuela.
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